Una Historia en femenino de los Recursos Humanos en España

Entrevista anónima a una profesional jubilada que ha pasado 45 años en el mundo de la empresa siendo pionera en la implantación de un programa de Recursos Humanos.

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Entrevista, sección Pioneros

Este artículo está escrito a partir de una entrevista, una historia cien por cien real, en la que nuestra protagonista ha preferido mantener el anonimato. Este es un homenaje a todas esas mujeres inteligentes y válidas que han sido pioneras en el mundo empresarial de la Transición, aportando con su actitud un nuevo escenario para las generaciones posteriores.

En aquella época, si querías hacerte el Documento de Identidad para viajar o trabajar, tenías que hacer adoctrinamiento y trabajo social. Yo decidí enseñar a hacer cuentas a mujeres y hombres que venían a la zona a trabajar desde el campo. Eran tiempos difíciles aunque estuviéramos a tan solo 11 km de Valencia.

Años de formación académica

Me matriculé en la Escuela Oficial de Artes y Oficios al terminar el Bachiller para examinarme como Perito Taquimecanógrafo. Además, pude empezar a dar clases por la tarde cuando volvía de estudiar para ganarme un dinerito.

Durante toda mi vida me he preocupado de seguir formándome. Para mi, ha sido la forma de conseguir los cambios que quería introducir en la empresa. Mi formación me ha dado los conocimientos que necesitaba para ganarme el respeto y la capacidad de innovar.

Tenía claro que en España muy poca gente sabía inglés y eso podría ser una ventaja para mi. Así se lo hice saber a mis padres y aceptaron que fuera sola a trabajar a Valencia para tener un mejor futuro. De mi pueblo nadie había ido al instituto y lo de estudiar Inglés era algo muy raro, sobre todo para una chica.

Siempre he tenido claro que llegaría a donde yo creyera que podía llegar. No eran sueños, eran realidades alcanzables, que producen satisfacción cuando las consigues.

Primeros trabajos y formación en idiomas (1969)

Iba en bicicleta hasta la oficina de una empresa de fabricación de muebles de un pueblo a 4 km. Ayudaba al contable y atendía el teléfono con clientes y proveedores. En 1969, encontré trabajo de secretaria en Valencia capital y estuve hasta 1973 en un almacén de material eléctrico, filial de una gran empresa de Barcelona.

Estuve 3 meses en la empresa donde trabajaba mi padre (una empresa de ascensores muy importante) y en la que era muy bien considerado.

Decidí renunciar, porque yo consideraba que tenía que ser apreciada por mi trabajo y ellos siempre se referían a mí como la hija de...

Mientras tanto, estudié Inglés en la Academia Mangold con parte de lo que ganaba y lo que me quedaba era para comer y volver en el autobús a casa. Luego me matriculé por libre en la Escuela Oficial de Idiomas y saqué los 4 cursos (Ya era adjunta a Gerencia). Fueron 4 cursos desde 1973 a 1977 (por cierto el último lo hice ya embarazada de mi hijo mayor).

Iba en bicicleta hasta la oficina de una empresa de fabricación de muebles de un pueblo a 4 km. Ayudaba al contable y atendía el teléfono con clientes y proveedores.

Secretaria de dirección con idiomas (1974)

En 1974 ya sabía inglés suficiente y me cambié a una empresa muy técnica, donde nadie sabía inglés, excepto el Director General. Estuve sólo un año, debido a mi mala relación con una secretaria que me tenía mucha envidia por hablar inglés y francés (aunque al final quedamos como amigas) y a un tema de acoso, que era de lo más habitual. Me busqué otra empresa en Valencia, al regreso de las vacaciones.

Esa empresa era comercial de ventas de maquinaria para fabricación de muebles y necesitaban que supiese Francés e Inglés, lo que yo cumplía, como secretaria del Director Comercial.

Allí estuve hasta que en 1977 les dije que me casaba y mi jefe decidió que era el momento de abandonar la empresa. Me darían la "dote" (realmente en una indemnización pequeña) para que me fuera, porque las madres tenían que atender a sus hijos, no trabajar fuera de casa.

Le dije que a él no le importaba si yo me casaba o no, siempre que yo no faltase a trabajar. ¡¡No se creía que mi marido me dejase continuar trabajando fuera de casa!.

Así que me negué y me despidieron, pero con una buena indemnización.

Lo que pasó en realidad fue que el Director Comercial de la empresa, que era el típico jefe que tenía un despacho con mueble bar y sofá grande, lo utilizaba los fines de semana para verse con su amante (como en las películas de Cine de Barrio). La esposa lo sospechaba y quería que yo se lo corroborase y él quería que yo le mintiese a su mujer. Mi decisión fue decirle a él que no iba a coger llamadas particulares y que su mujer me estaba preguntando. Fue una situación muy fuerte y por eso, cuando le dije que me casaba prefirió despedirme, pagando una indemnización.

En mi vida profesional he tenido casos de acoso sexual.Yo aprendí a torearlo sin ofenderlos, haciéndome imprescindible como ayudante, lo que les hacía más falta que coquetear conmigo. Lo tenía muy claro, no necesitaba que ellos me dieran nada, al revés, era más valiosa como profesional seria y competente.

Vida familiar y de casada

Una de las características de los maridos de esta época era no entender que sus esposas estudiaran o trabajaran. En el caso de nuestra pionera, su marido le dio siempre el máximo respeto y libertad para hacer su carrera, lo que provocó muchos comentarios e incomprensión del entorno.

Nos conocimos haciendo espeleología. Yo quería aventura y en vez de salir a bailar me apunté a estas actividades. Me iba los sábados y volvía el domingo con la mochila de explorar cavidades y simas. Siempre con mi libro de inglés detrás.

Dado que ella viajaba con frecuencia para formarse, él tuvo que aguantar comentarios malintencionados. En verano iba a cursos intensivos yo sola en Inglaterra, a Bournemouth y luego a Munich y Frankfurt. Él sabe lo que tuvo que oírse de sus compañeros de trabajo, que le decían que a saber lo que haría yo por ahí.. Ahora me tienen mucho afecto porque somos una pareja de 52 años...

El talante ha ido cambiando con los años, demostrando con actos cómo la crianza compartida y el desarrollo profesional podían y debían ser la tónica imperante. Él siempre me ha apoyado. Se quedaba con los niños, siempre con la ayuda de mis padres (mi padre no lo veía bien, pero como mi marido lo aceptaba, consideraba que ya no era cosa suya).

Una amiga, que era sobrina del dueño de Ron Bacardí y con la que hice mucha amistad, me dijo que el hijo del jefe de donde ella trabajaba necesitaba una secretaria de Dirección con idiomas y me recomendó.

Aquel hombre me contrató después de hacerme una entrevista, en la que tuve que hablar por teléfono en inglés con un cliente y traducir de español a inglés y al revés un folleto. Entonces era el Subdirector de la empresa y sabía francés pero no inglés.

Me convertí en su mano derecha. Trabajamos hasta 2013, que se jubiló él y yo en 2015. Hicimos un tándem que aún perdura en la empresa nuestra huella, por lo que sé.

Durante mi vida laboral en la empresa pude vivir lo que iba pasando en España y no dejé de estudiar en ningún momento. La empresa era familiar, con mucho futuro al ser tecnológica y avanzada con su visión de futuro.

Era la única persona que me atrevía a decirle las cosas como eran. Mi labor como Secretaria de Dirección hizo de puente con los mandos intermedios y los empleados, enterándome de lo que se hacía en planta, preparando las ferias, dando apoyo a los comerciales, a los técnicos de montaje y a los de oficinas.

Fuimos afortunados los dos por poder llevar a cabo una labor que ya ha cumplido 60 años. Cuando yo entré en 1979, se habían acabado de trasladar a la fábrica en 1977. Es decir, estuve desde el principio.

Crecimiento profesional y corporativo

Mi relación fue muy fluida con todo el personal, porque yo estaba involucrada de verdad y sentía que ahí era donde yo podría hacer una carrera. Las mujeres entonces eran como floreros (1979 años del destape y machismo a tope contra las mujeres).

Empecé a estudiar Alemán que me vino bien, ya que la empresa iba creciendo y haciéndose importante en diversos países. Se hizo internacional, tanto en Francia y Alemania, para comprar patentes, como al revés, acordando filiales en varios países. Estuve involucrada redactando ofertas, acuerdos, etc.

Vuelta a los estudios en la Universidad con 39 años

Decidí implantar lo de Recursos Humanos con autoridad, para lo que me matriculé en la UNED y en la Universidad de Valencia, al mismo tiempo para mayores de 25 años (yo en 1991 tenía 39 años). Quería ser universitaria para tener un respaldo. La disciplina entonces era desconocida para PYMES (atrevido diría yo). Tenía que ir a clase algunas tardes completas después de trabajar. Entraba a las 7.30 de la mañana y llegaba a casa a las 9 h.

Mi marido y mi madre se ocupaban de mis hijos toda la semana, pero los fines de semana eran para mi al completo. Disfrutamos y sufrimos todos juntos, pero yo alcancé una estatus con muy buen sueldo. Siempre procurando que toda la gente sintiese que yo estaba allí para defender sus derechos. Fueron años intensos y duros.

Implantando Recursos Humanos

Así que terminé mi carrera de Psicología con enfoque a empresa y las prácticas y proyecto fin de carrera obviamente era trabajo práctico total. Fue mi gran labor en la empresa, enriquecida por un montón de cursos por toda España del incipiente Recursos Humanos.

  • Creamos la revista para comunicación interna, que enviaba a todas las familias también, para que estuvieran informadas de lo que sus familiares hacían en la empresa.

  • Otra iniciativa fue contratar a una ingeniera de telecomunicaciones para el departamento Comercial. La instruyeron para que entendiese bien de qué se trataba y estuvo directamente en la fábrica trabajando durante la construcción de las máquinas y sus aplicaciones. Luego con los ingenieros montadores para conocer a los clientes. Así se formó el departamento de Marketing, una idea a la que eran reacios e incrédulos.

  • Redacté las funciones y condiciones de cada miembro del personal, incluyendo el mio propio, como responsable de Recursos Humanos.

  • Convencí a mi jefe para acudir a eventos juntos y entender ciertos problemas, cosa que me agradeció mucho. Fue una experiencia que me sirvió para que apoyase mis propuestas al oir de primera mano las quejas de los Directores de Personas de empresas muy importantes españolas e internacionales y no solo por lo que yo le transmitía.

  • Todo esto me sirvió para poder implantar la ISO 9001 incluyendo el proceso seguido en RR.HH, lo que garantizó la validez y seguimiento interno obligado gracias al apoyo del Director de Calidad.

Llega la gran oportunidad

Mi labor como Secretaria de Dirección hizo de puente con los mandos intermedios y los empleados. Tuve la suerte de conectar con mi jefe y los dos pudimos hacer una gran labor.

Relaciones y Comunicación interna

La relación de las áreas de la empresa era diferente entre los de planta, los de oficina, los mandos intermedios y mi jefe, el Director General. Tenía que ponerme en la piel de cada grupo y entender su idiosincrasia, para poder defender a una parte y a la otra. Es decir, colaboraba en una comunicación interna fluida, para hacer de puente y que se entendieran unos y otros, sin enfrentamientos directos.

Tuve problemas directos con la Directora Financiera, que entró mucho después de mi, cuando la empresa fue creciendo y haciendo fusiones y abriendo filiales. Tuvimos enfrentamientos fuertes, porque para ella los empleados eran gasto y para mi, inversión. Aunque debo decir que pudimos convivir, cada una haciendo lo que creía conveniente. Mi ventaja era que las personas creían en mí y los inversores en ella. Mi jefe jugaba a dos bandas y hubo equilibrio. Ahora fríamente, creo que fue beneficioso para la empresa.

La empresa fue vendida a inversores en varias etapas de nuestro crecimiento por lo interesante de nuestra tecnología y mi jefe ofreció acciones a los directivos principales. A mi también, por ser la Secretaria del Consejo de Administración, que custodiaba toda la información. Pero yo renuncié por ética hacia el personal, ya que sabía que allí todo el mundo creía en mí porque era imparcial y si aceptaba esa ventaja perdería mi ascendiente, a pesar de que ganaron mucho dinero.

Fin de una carrera impecable

No me arrepentí nunca. Mi conciencia estaba tan tranquila que todos siguieron confiando en mí. Los de arriba y los de abajo. De mi boca no salió nunca nada confidencial, ni siquiera con los que sí recibieron acciones.

Cuando me fui 2 años antes, que por mi larga historia de trabajo podía hacerlo con casi el 100% (excepto un 8% por haber reducido 2 horas de mi jornada para irme antes a cuidar de mi padre previo a la jubilación total), no acepté acuerdo ninguno como indemnización. Habíamos estado negando a algunas personas esos "arreglos" y obviamente yo no iba a perder mi dignidad al final de mi vida laboral.

Reflexión final

Pienso que Recursos Humanos como área dentro de la empresa, aún no está como debería ser, ya que las personas que lo ejercen (salvo excepciones) no tienen experiencia en lo difícil y laborioso que es ganarse la confianza con las dos partes (labor de bolillos) y les resulta muy difícil que les respeten. En la Universidad solo te enseñan teoría y el mundo real y el de la empresa en general es muy duro.

Cuando veo en LinkedIn la cantidad de emprendedores que hay, pienso que tenéis mucho valor, porque hay mucha competencia y muchos Directores Generales (los CEOS) piensan que lo saben todo y no necesitan a alguien que les diga la teoría, que ellos tienen la práctica. Por eso, hay que buscar la forma de ayudar sin hacerles sentir que no tienen ni idea....

Esta entrevista ha abierto mi Caja de Pandora y siento que estoy orgullosa y en paz con mi carrera. Ahora me dedico a otras cosas con mi marido y mis hijos y nietos.

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